► A drop of colour ◄

Hace mucho, pero no tanto, unos…cien años tal vez? Bueno, dejemos que fue hace unos cien años.

La ciudad Color Blaze no era muy conocida ni tampoco muy poblada, la rodeaba un inmenso bosque del cual nadie se atrevía a entrar, puesto que se escuchaban ruidos extraños y difusos, como si hubiese animales peleando con ferocidad. La gente tenía un miedo enorme al hecho de que un día podían acercarse a la, en ese entonces, aldea.

Aquellos rumores llegaron a los oídos de unos cazas recompensas furtivos, al llegar les propusieron sacar a esos “animales”, pero a los aldeanos mucho no les convencía la idea, no por la apariencia de aquellos hombres, que no tenían un bonito aspecto que digamos, sino porque temían el fallo o que pase algo peor por querer sacarlos del bosque y también que no sabían si eran efectivamente animales; entonces llamaron a un investigador de la época a adentrarse allí, el tomó valentía y se atrevió a ir, pero escoltado de dos de aquellos caza recompensas. Pero aunque tomó valor, no pudo dejar del todo el miedo que sentía, aquello desconocido que no sabía si era malo o si era bueno, y también si los hombres a su lado se habían tomado un baño, en fin.

Llegaron a un punto casi central del bosque, en donde se empezaron a oír pisadas y ramas que se rompían, todos se voltearon viendo varios pares de ojos brillantes entre las sombras del oscuro bosque, giraron sobre sí mismos con tal de saber que estaba alrededor de ellos. Luego de unos segundos unos arbustos cercanos empezaron a moverse y después de un momento salió un niño. Todos miraron atónitos a aquél niño, el investigador se acercó a él con cautela para verlo mejor y saber más o menos lo que pasaba hablando con aquél. Pero al acercarse vio que tenía orejas y cola, era un animal, más bien, un zorro de apariencia humana. Al principio aquél repeló al joven investigador ya que estaba lastimado, pero con su amabilidad logró tener contacto con él y curarle la herida, y eso a los cazadores no les gustaba en nada. Ante el hecho de que no conocían la salida del bosque –se habían perdido prácticamente-, el joven habló con los cazadores para que se quedaran en la aldea de aquellos animales, casi a regañadientes aceptaron. Ya con esto le pidió al pequeño zorrito que les llevara a su hogar, pues no sabían la salida y ya era de noche, debían descansar un poco además.

Él acepto como forma de agradecerle y los condujo amablemente a su aldea; mientras más se acercaban más perdidos se hallaban pero se encontraron con algo increíble, la aldea de todos los animales, y no solo zorritos si no que había gatos, perros, hasta serpientes e insectos que tenían apariencia humana. El investigador quedó maravillado y con confianza fue hasta cada ser para conocerles mejor, y poco a poco se fue encariñando con ellos, y ellos de igual manera. Pero a los cazadores esto no les gustaba nada, para nada. Querían la recompensa y la querían a toda costa, y sabían que aquél joven se los impediría. Pasaron unas semanas y una noche decidieron actuar; aquellos entraron en la tienda de campaña del investigador con armas en mano para sacarlo del camino, sorprendido se despertó al oír el cargar de las armas, estaban en frente de él apuntando directamente a su cabeza.

El joven gritó por el golpe que le dieron por querer decir algo, a lo que el pequeño zorrito del principio pudo oírlos con su agudo oído de zorrito/canino y con rapidez fue a pedir ayuda a sus otros amigos, al tenerle mucho aprecio ya al joven decidieron ir en su ayuda llegando a la tienda en menos de lo que canta un gallo viendo como golpeaban al joven. Lo que los hizo notar eran los gruñidos de parte de aquellos, los hombres se dieron vuelta algo sorprendido pero no dudaron en apuntar y disparar a lo que el joven pidio que se escaparan pero ellos ya no se encontraban allí. Los tres miraron a derredor y por sorpresa los tomaron apareciendo de repente a una velocidad terrible que hacía no poder verlos. Sorprendido el joven miró la escena, viendo como los animales atacaban a aquellos hombres sin piedad y por un momento pensó que iban a atacarlo a él, pero en un momento se les acercó con los hombres ya inconscientes –mejor dicho, muertos- y lo miraron como siempre lo hacían, los abrazó agradeciendo su ayuda, viendo que no eran malos, claro si no los provocaban.

Ante esto les propuso salir del bosque y él les iba a dar un lugar mejor para vivir y convivir, pero que primero debía convencer al alcalde y ellos debían convencer al pueblo. Con algo de duda aceptaron y siguieron las instrucciones del joven; él los alisto, lo bañó, perfumó y vistió a los animalitos y así salieron del bosque. Como no regresaban, los aldeanos merodeaban los límites del bosque y se llevaron una sorpresa cuando los vieron salir. Al principio los repelieron pero con suma simpatía y lindura se hicieron sumisos y amigables ante los ojos de los pobladores, y de a poco les fueron tomando cariño y apego; y mientras el investigador trataba de convencer al alcalde mostrando como la gente convivía en paz con los animales y así luego de muchos ruegos y pruebas y papeleo se construyó en 5 años el centro de adopción de animales “Vivid colors” –que luego, como avanzaban las cosas se conoció como “Pet Shop”-.

En poco tiempo, cada animal del bosque se instaló con o sin pros o contras a la tienda y así los límites del –en ese entonces- pueblo se ampliaron, creando lugares aún mas hermosos mientras el bosque no se limitó sino que se expandió, pero por el otro extremo, para fortuna de los animales que se quedaron mas tranquilos. Y así, el joven que había sido investigador, Joseph Greihanm, se convirtió en el protector y uno de los financieros de ese gran complejo de aquella tienda, y la hizo tienda porque sabía que las mascotas no podían estar encerradas toda su vida en la pet shop, y les dio libertad pero con un compañero que sabía que los iba a cuidar en su lugar pues como era humano, no siempre podría estar con ellos.

Pasaron los años, y la tienda se volvió popular, teniendo más y mas mascotas en su centro, pasaron cosas buenas, malas y mientras Joseph envejecía más y más, hasta que llegó un día en que su alma fue a la eternidad. Miles de llantos adornaron ese día pero a fin de cuentas lo despidieron con una sonrisa. Los pets mas antiguos lo recuerdan con claridad, los nuevos solo lo conocen por el boca en boca, pero como era de suponer dejó familia y esta familia como herencia manejaron la tienda como lo hubiese hecho su padre o abuelo si se habla de las generaciones posteriores.

Inmigración y cambios, eso hizo que la última jefa sea una mestiza, nacida en Japón y con padre de la familia original del gran Joseph, una muchacha con muchas aptitudes y aunque no lo pareciera, firme y responsable y estricta cuando era necesario. Así es como la tienda Vivid Colors se conoce hoy en día, así es como tu la puedes ver, en mucho esplendor aunque no todo fue rosas.

Tu eliges la gota de color que te salvará del destino día a día, A drop of colour.